En esta era del Covid-19 que vivimos es difícil imaginar a alguien que no haya sido afectado negativamente de una o varias maneras, incluso tener que asumir algunos cambios inevitables en nuestra manera de vivir la cotidianidad. Para quienes han sido afectados financieramente o están preocupados por ello, la relocalización podría ser una opción que, aunque a muchas personas no se les ocurre, podría brindar alivio financiero y ayudar a mantener, incluso mejorar, su estilo de vida a pesar de los efectos de la pandemia. 

Para la mayoría de las personas, su casa es uno de los mayores activos financieros que tienen. Pero para algunos es más que eso, pues han logrado comprar una casa de cierto tamaño y estilo en el vecindario que deseaban y en ella han vivido experiencias increíbles que recodarán el resto de sus vidas; y por ello se apegan emocionalmente a dicha propiedad. Claro, ese es uno de los aspectos más bonitos de comprar una casa y convertirla en el hogar para la familia. Sin embargo, dependiendo del momento en la vida y/o su situación financiera, para algunos, esa misma casa podría haber dejado de cumplir el propósito original y/o haberse convertido en una carga debido a los gastos que genera (impuestos, mantenimiento, seguros, altos pagos mensuales de hipoteca). De todos modos, al tener dicha propiedad, podrían estar sentados en una gran cantidad de efectivo que, si se usara sabiamente en otro lugar, ya sea en el mismo estado o en otro, podrían beneficiarse enormemente de diferentes maneras.

Por supuesto, es comprensible que, después de ser propietario de una casa durante muchos años y haber creado recuerdos hermosos en ella, algunas personas se apeguen emocionalmente a esa propiedad. Sin embargo, muchos que han pasado por esa transición se han dado cuenta de que era "lo más acertado" y, además, que los recuerdos residen en sus mentes y sus "corazones", no en un inmueble que, en algunos casos, ya no se ajustaba a sus necesidades y/o les estaba afectando negativamente su estilo de vida.

Analicemos tres situaciones hipotéticas: la primera es una pareja que reside en una casa (ya pagada o casi pagada) que es demasiado grande para sus necesidades actuales o que ya no pueden disfrutarla al máximo. Por ejemplo, debido a que sus hijos ya han abandonado ‘el nido’ y no hay necesidad de tanto espacio adicional; o debido a problemas de salud se ha vuelto doloroso usar las escaleras, lidiar con la nieve y/o dar el mantenimiento adecuado a la propiedad. ¿No sería una sabia alternativa para ellos vender su casa y comprar una que se adapte mejor a sus necesidades actuales? Y, lo más probable, ¿terminar con dinero extra para usarlo en varios posibles propósitos? Por ejemplo, para aumentar sus ahorros de la jubilación, invertir en una propiedad que genere ingresos, asegurar la educación de sus nietos, viajar más, o finalmente comprar el automóvil de sus sueños ... Además, trasladarse a un estado menos costoso podría traer otros beneficios financieros, como impuestos más bajos (incluidos los impuestos a la propiedad), un costo de vida más bajo, etc. Y, si eligieran el área correcta, podría ser sorprendentemente gratificante en muchos aspectos personales. 

El segundo ejemplo es una pareja con hijos que posee una casa en un estado costoso, cuya ganancia por valorización al descontar el valor de la hipoteca alcanza el 65% o más. Si sienten la incertidumbre financiera o están batallando con los efectos devastadores del Covid-19 en la economía local, podrían obtener algo de efectivo si vendieran su casa para reubicarse en un estado menos costoso en donde podrían comprar una propiedad similar por menos precio (a veces por mitad del precio) y, además, beneficiarse de un menor costo de vida. Y, si encontraran el área correcta, podrían tener un excelente estilo de vida y seguir disfrutando de tiempo para compartir como familia. Este ejemplo también se aplica a los jubilados (individuos o parejas), quienes, infortunadamente, suelen ir perdiendo poder adquisitivo con el paso del tiempo después de la jubilación.

El tercer escenario hipotético se aplica a individuos, parejas o familias que poseen propiedades en estados costosos, cuya ganancia por valorización al descontar el valor de la hipoteca oscila entre el 20% y el 50%. Si se han visto afectados financieramente por la pandemia hasta el punto de tener dificultades para pagar las cuotas mensuales de la hipoteca y enfrentar el riesgo de perder la propiedad (‘foreclosure’) en el futuro cercano, podrían beneficiarse al vender su casa antes de que su situación financiera empeore y aprovechar los precios de vivienda más bajos disponibles en áreas/estados menos costosos y con menor costo de vida, en donde podrían, además, disfrutar de un mejor estilo de vida.

En resumen, si tienes una gran cantidad de dinero invertido en la casa en que resides y necesitas aliviar urgencias financieras durante estos tiempos de incertidumbre, podría ser el momento de pensar en venderla y mudarte a un área más asequible. Por supuesto, asegúrate de reubicarte en donde puedas continuar teniendo un estilo de vida igual o mejor que el actual. 

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*Nota: Este artículo no pretende ser considerado asesoría financiera de ninguna manera, sino un simple análisis que abra el abanico de posibilidades a los propietarios de viviendas en ciudades o estados costosos que podrían beneficiarse de vender sus propiedades y trasladarse a un área/estado menos costoso. Por lo tanto, al contemplar tal posibilidad es importante hacer cálculos de la economía familiar, pensar en todos los aspectos que involucraría la reubicación (como alejarse de familiares y amigos, encontrar nuevos empleos, cambiar de entorno, los hijos cambiar de escuela, etc.) y buscar asesoramiento financiero, cuando sea necesario.